Mi abuelo Manolo el Ceremeño se calaba la gorra e iba y venía en su bici azul por todo el pueblo. Se ponía una caja de fruta en la parte de atrás y nos traía judía verde, borraja, ramas de almendro para decorar el salón. Como vivíamos en un 4º sin ascensor, llamaba al timbre y decía:

-¡Maja! ¡Baja que os he traído verdura!

Yo le oía hablar de la simiente. No sabía lo que era, no lo sé ahora. Pero intuyo que es utilizar la semilla de una planta para que otra crezca y me parece una palabra tan real y poética al mismo tiempo. En esta palabra está resumido el ciclo de la vida. Y aunque echo de menos que nos llame al timbre y echo de menos su perfil con su boina y su nariz, y su bici y su voz, y echo mucho en falta no haberle preguntado por cómo se obtenía o preparaba la simiente, me consuela un poco que yo, Ceremeña también, ya haya preparado simiente para la siguiente generación.

Leticia Sánchez (La Almunia de Doña Godina)